Una gota de sangre
un grito de dolor.
Una ambulancia te lleva.
Luz intensa.
Quirófano.
Espera.
Primer piso, pasillo en penumbras
pared pintada de gris hasta la mitad.
En la habitación todavía estás dormida.
Un médico rubio explica,
detrás del estetoscopio y de sus anteojos con marcos negros.
No entiendo.
Calmantes.
Solo, espero el horario de visitas.
Día.
Otro día.
¿Dónde está Gustavo?
Inventamos respuestas.
Día.
Otro día.
¿Dónde está Gustavo?
No hay Navidad, ni Año Nuevo.
No cómo antes.
Abrazo infinito a Gustavo en su casa.
Verano.
Los ñoquis de verdura me salieron buenísimos.
Volvés a casa.
Mientras dormís, me recuesto a tu lado.
Leo los últimos libros que me regalaste.
Otra ambulancia.
Hospital.
Primer piso de pasillos en penumbras.
Hoy voy a cuidarte,
para estar más tiempo con vos.
Quiero hacerme el hombre, pero lloro.
Lloro con cada uno de tus dolores,
Sin lágrimas.
Porque no quiero que te preocupes por mí.
Los Falcón verdes siguen pasando por nuestra calle.
Empezaron las clases.
Al de Física le gusta el boxeo.
La de Matemática es del barrio.
Con la de Lengua creo que me voy a llevar bien.
Ahora no tengo tanto tiempo para ir a verte.
Escuché por ahí que la escuela me va a distraer.
No creo, porque en clase pienso en vos.
En el baño, uno de sexto me dió un arma para que la cuide.
quince minutos y volvió.
Yo seguía duro.
Ahora voy día por medio a verte.
Ya me conocen en la guardia y me dejan pasar.
Noche fría.
Preparo la cena para mi hermana.
Ruidos. Gritos. Explosiones.
Abro la puerta del patio
Dos luces rojas pasan por sobre los techos del vecino.
Metete adentro!!!
grita un soldado empujándome y cerrando la puerta.
Corro hasta la ventana de mi pieza.
Por las rendijas veo soldados.
Muchos.
Abrazo a Sandra y dejo que llore.
Esto no te lo voy a contar. ¿Para qué?
Te acaricio el pelo.
Me gusta recostarme a tu lado.
Treinta y cinco kilos.
Tan chiquita estás quedando.
Los días oscurecen más rápido.
Ahora llego a casa de noche.
Hay soldados en la esquina.
No me dejan pasar.
Veo a mi hermana llorando en la puerta.
Quiero pasar.
Empujo al soldado.
Otro detrás me apunta con el fusil.
Mi hermana sigue llorando en la puerta de casa.
Voy a verte y siempre estás dormida.
Estás en una habitación especial.
Siempre dormida.
Hace frío a la salida de la escuela.
Hoy tenía que ir a verte y no fui.
Que raro papá en casa a esta hora.
Me lo dice sin vueltas.
Apoyado en la Estanciera lloro,
tengo muchas ganas de llorar.
Cada palada en la tierra suenan a pasos que te alejan.
Alguien pone un clavel rojo en mi mano.
Lo lanzo hacia vos
Es lo último que te llevas de mi.
Darío Mendizábal
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