En las últimas semanas hemos sido partícipes de un cambio social (¿momentáneo?), el brote de la GRIPE A nos ha hecho modificar algunos hábitos. Los argentinos dejamos de saludarnos con un beso en la mejilla, acto de afecto muy característico, elogiado por los extranjeros que nos visitan. En los trabajos comenzamos a ver a nuestros compañeros (con los cuales estuvimos por años compartiendo un mate) con cierto miedo o prejuicio inquisidor. Nos apartamos de reuniones sociales, dejamos de acudir a eventos de cualquier tipo y nos confinamos a nuestras casas, último reducto de seguridad. Como en la época de las cavernas, el lugar más seguro ante un ataque es nuestra “cueva”, donde en muchos casos hijos, padres y abuelos comparten un mismo lugar común, defendiendo el clan. Entonces reaparece una vieja tarea destinada a los mayores: enseñar a los menores. Acción olvidada en nuestra nueva era contemporánea. Pero gracias a los dioses (Speedy, Fibertel, Windows, Google, Messenger, Facebook,
Después de un período de ausencia vuelvo reinventado con este espacio para expresar mis ideas sobre todo lo que envuelve al mundo del diseño y del video. A disfrutar del merengue con pimienta árabe y GOOD SHOW.