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Mostrando entradas de noviembre, 2024

El bullying político es una costumbre que desgarra a la sociedad

Cuando los políticos usan su poder para intimidar a otros, crean una división en la sociedad y dificultan que las personas trabajen juntas. En la jungla política de Argentina, donde los discursos agresivos resuenan como rugidos de feroces leones y las agendas ocultas se deslizan como serpientes en los ecos del silencio, los apodos se asemejan a afilados dientes que muerden donde más sangra. Desde la Revolución de Mayo hasta la era de la política en streaming y los memes virales, los motes han sido el instrumento favorito para definir territorio, humillar al oponente y ofrecer al público una imagen incisiva de sus líderes. Sobrenombres, apodos y motes que divierten a algunos y envenenan a otros. El “Lento” y su Destino Uno de los casos más notorios es el de Arturo Illia, apodado “La Tortuga” por su aparente lentitud. Este nombre, acuñado por el incisivo caricaturista Landrú, lo convirtió en un blanco perfecto de burla, una figura ridiculizada que fue desmantelada por la artillería de la...

HAIKU 01 (Poesía)

 Tus ojos negros. La primavera entró  en mi corazón. Duna candente, En nuestras manos granos de vida. Casi irreal las estrellas brillan hoy en tus ojos. El mar susurra, juramento de amor nos besamos. Euforia El primer brote nace en otoño. Roja, morada en cuna de luz nace, amor eterno. Primavera danza, un nuevo brote se une, familia florece. Hijo, guía fiel, camino heredas, mi senda en tus pasos. Danzan hojas al caer nueva luz llega tercer brote, ímpetu. Danzan hojas al caer nueva luz llega tercer brote, ímpetu. Almas se entrelazan, vínculo divino y luz, magia florece. Seis tesoros danzan juegos en el alma, abuelos, vida en paz Palabra mágica, impredecible dulzura, travesura de amor. palabra la magia continua. impredecible dulzura travesura amor Mano que guía, crece hijo con la brisa, vuelo compartido. El río danza, a nuevas flores nutre, a las ocre lleva.

ROMA (AMOR)

 Había una vez una nena en una nuez. Chiquita chiquita como pulgarcita Roma Oh! Mi Amor Chiquita chiquita como pulgarcita. Suave sueño tus manos manos suaves en mis sueños Mimos guardados. Mimos esperados Chiquita chiquita como pulgarcita Gigante belleza. Tierna guerrera. Roma. Amor.

Siete Meses (Poesía)

Una gota de sangre un grito de dolor. Una ambulancia te lleva. Luz intensa.  Quirófano. Espera. Primer piso, pasillo en penumbras pared pintada de gris hasta la mitad. En la habitación todavía estás dormida. Un médico rubio explica,  detrás del estetoscopio y de sus anteojos con marcos negros. No entiendo. Calmantes. Solo, espero el horario de visitas. Día. Otro día. ¿Dónde está Gustavo? Inventamos respuestas. Día. Otro día. ¿Dónde está Gustavo? No hay  Navidad, ni Año Nuevo. No cómo antes. Abrazo infinito a Gustavo en su casa. Verano. Los ñoquis de verdura me salieron buenísimos. Volvés a casa. Mientras dormís, me recuesto a tu lado. Leo los últimos libros que me regalaste. Otra ambulancia. Hospital. Primer piso de pasillos en penumbras. Hoy voy a cuidarte, para estar más tiempo con vos. Quiero hacerme el hombre, pero lloro. Lloro con cada uno de tus dolores,  Sin lágrimas. Porque no quiero que te preocupes por mí. Los Falcón verdes siguen pasando por nuestra calle....

El Saludo

 Cuentan por ahí que los Ashantis se saludan con la mano izquierda como símbolo de amistad y confianza en la otra persona, ya que deben dejar su escudo para hacerlo, por lo tanto quedan totalmente desprotegidos confiando en la persona que estrecha su mano. Se ha escrito mucho sobre lo que se ha perdido con esta pandemia, y cada uno tendrá su lista, su dolor. Como no soy ajeno a esto también tengo la mía, pero lo que quiero contar ahora es otra cosa que veo que se ha perdido o modificado.  Como los Ashantis, los argentinos tenemos un acto que es el símbolo de comunión, de amistad, de compartir, de dar y recibir, de confianza en el otro: el mate. El “paso por tu casa, tomamos unos mates y charlamos” ya se sabía que venía de charla larga. Esa charla de amigos que empieza con el comentario del partido y termina filosofando la vida. Y pasan las horas y los mates. Las risas y las discusiones, y otra vez las risas. El mate con la misma bombilla porque confiábamos ciegamente en el otr...

El portal de plastilina (Cuento)

En el laberinto de la infancia, donde la realidad se dobla a los deseos de los niños, vivía Nacho, un pequeño con un universo de colores en sus ojos. Las tardes en casa de su abuelo eran un refugio de aventuras, donde el aroma a café se mezclaba con el susurro de historias fantásticas. Y en el corazón de este oasis mágico, reposaba la reliquia más preciada: la vieja cámara de video de su padre, una ventana a mundos inexplorados. Un día lluvioso, mientras el viento ululaba como un lobo solitario, Nacho se encontró solo con la cámara en sus manos. La curiosidad, esa inquieta hormiga que habita en la mente de los niños, lo picó con fuerza. Sin pensarlo dos veces, decidió embarcarse en una aventura creativa, tejiendo un tapiz de sueños con plastilina de colores. Con dedos ágiles y una sonrisa traviesa, moldeó a un héroe espacial de mirada pícara y traje de galaxias. Lo colocó frente a la cámara y, con movimientos torpes pero llenos de entusiasmo, le dio vida. El héroe, un ser de plastilina...

El Principio fue la magia: Bella Vista: Donde la magia y el fútbol se encuentran.

En Bella Vista, un pueblo donde la belleza se tejía en cada brisa y el fútbol era la religión del pueblo, nació Joaquín. Un niño que, desde sus primeros pasos, trajo consigo una magia especial, no la de los hechizos y conjuros, sino la del fútbol. Un rayo de sol, como una bendición divina, iluminó sus pequeños pies cuando se paró por primera vez. Y, sin pensarlo, le dio un toque a una pelota que descansaba cerca. La redonda describió una parábola perfecta antes de anidarse en el cesto de la ropa. Un gol sin arco ni rival, pero que marcó el inicio de una leyenda. Los años fueron bordando la magia de Joaquín. Cada jugada suya era una poesía, un baile armonioso con el balón. La pelota era una extensión de su ser, su mejor compañera. Con su talento innato, llevó al equipo de su pueblo a la gloria, convirtiéndose en la estrella indiscutible, el ídolo de la multitud. Pero el destino, ese duende caprichoso, tenía otros planes. Una dura lesión en las rodillas lo alejó de las canchas, sumiendo ...

Ruta 40 (Cuento)

 4x4, 6.7 litros, potencia 365 CV. 24 válvulas, chasis de acero de alta resistencia, llantas de aleación de 18” y toda la tecnología. Roja, por supuesto. Qué linda se ve desde el ventanal del bar.  Abstraído de su belleza se olvidó de sus amigos, puso mute en su cerebro y dejó de ser parte de ese griterío. El dedo índice dentro de la argolla del llavero seguía haciendo círculos en la mesa. Como un zombie se levantó, tomó su campera y se dirigió hacia la puerta. Los demás seguían en sus discusiones. En el portal de ese bar de La Poma, miró hacia ese cielo nocturno único que sólo pueden dar los valles calchaquíes. Un play again amarillo de bordes rojos brotó en su memoria, el detonante que necesitaba. Subió a su camioneta y emprendió el recorrido de los últimos kilómetros de la Ruta 40. Evitar salir de noche y llevar siempre unas hojas de coca, los consejos de sus amigos y otros viajeros quedaron atrás llevados por el polvo y las piedras que levantaban las cuatro ruedas del vehí...

El mar en los ojos

  Él, el más veterano y a la vez el más novato del grupo de nadadores de aguas abiertas, se sentía como un niño otra vez. Escuchaba, embelesado, las hazañas de los más jóvenes. Sus ojos, llenos de un brillo infantil, se iluminaban con cada relato de las proezas en el agua: las olas embravecidas, el sol acariciando la piel, la sensación de libertad infinita. Ese instante mágico de escuchar las historias repletas de anécdotas sobre corrientes traicioneras, aguas gélidas y paisajes idílicos, lo transportaba a los momentos felices de su infancia, junto a su abuelo. Cerró los ojos y se vio nuevamente sentado al lado de su abuelo, bajo la parra del patio de su casa, cautivado y atento, escuchando las increíbles aventuras de éste en aquel pequeño pueblo al pie del cerro Castrejón, en Castilla La Mancha. Ahora, de pie junto a un arroyo de las sierras de la Ventana, sentía que el mar de emociones de sus compañeros se fundía en una sola ola de recuerdos. Las palabras de los allí reunidos, co...

SUMERIO (CUENTO)

 La quietud y la soledad eran despabilados por los rayos de luz que entraban, a cada giro, por el compartimento de las ventanas. Un habitáculo que frente a la puerta de entrada tenía  una ventana circular y a los lados seis ventanas trapezoidales. Para Krikalev “el último ciudadano”, descendiente de los Anunnaki, del planeta Nibiru, su misión estaba por concluir. En el infinito estelar desconocido por los habitantes del planeta azul, Nibiru cumpliría una nueva traslación acercándose como nunca antes. 3.600 ciclos de tiempo sin tiempo para volver al mismo punto. Él ya lo sabía, era el guardián de este encuentro. Con su cabeza rapada y con un mechón de pelo largo observa silenciosa y desapasionadamente su entorno. Los 312 soles, nada en el tiempo de Cronos, le fueron útiles para vaciarse de ideas preconcebidas sobre el significado de los acontecimientos. En un momento todas las luces se habían apagado, sólo veía por la tenue luz que se fugaba por las ventanas vaporosas. Se...

SANTOS (CUENTO)

Saltó de su cama sobresaltado. Tomó su ropa y se fue vistiendo mientras salía torpemente de su minúscula habitación. Sacó de su cabeza, la última pereza de sueño absorbiendo el frío húmedo de ese largo pasillo de paredes sin tiempo. Cada tres largos pasos sus blancas sienes recibían la tibieza que desprendían las tenues luces naranjas de las velas. Sus vocalizaciones guturales iban tomando el tono apropiado para el primer canto. Se detuvo a los pies de la escalera que había terminado de construir el día anterior. A pesar del tiempo que la madera de abeto había abandonado Medio Oriente, aún conservaba su aroma.  Los del lugar la llamaban la escalera al cielo, porque al final de ella se escuchaba la voz de Dios.  Subió los 33 escalones sin lumbre, la hubiese necesitado para lo que vendría, pero él no lo sabía. Los flacos músculos de sus piernas poseían la memoria de cuánto debían elevarse para posarse en cada escalón. Su cuerpo reconocía la inclinación de cada peldaño. Sus manos...