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Tecnología, primero que los docentes.

En el diario Clarín del domingo 2 de agosto han salido publicadas dos artículos, que si bien no son consecutivos en su presentación y tienen dos enfoques diferentes, hay que considerar que tienen mucho en común de cara al futuro.

Uno de ellos “PC educativas: iban a costar 100 dólares, pero saldrán el triple”, hace mención al proyecto "Una Computadora por Niño", del profesor norteamericano Nicholas Negroponte.

El artículo hace mención a la informatización de la educación o si lo quieren ver de otra manera de la incorporación de nuevas tecnologías en la educación, olvidándose que otra pata de este proyecto debería estar apoyada en la alfabetización digital de maestros y profesores.

Ya hay muchas experiencias y fracasos de llenar un aula con computadoras, proyectores, televisores o reproductores de DVD y encontrarse los docentes sin saber qué hacer con ellos, tratando de seguir un método de enseñanza planteado casi 200 años atrás. El sistema educativo hoy no tiene planeado cambios sobre la incorporación de nuevas tecnologías y si los hay se basan en la utilización lineal de estos recursos.

Mucho ya se ha escrito sobre la importancia de capacitar a los docentes en el uso de nuevas tecnologías aplicadas a la educación y este es un paso tan importante a seguir como el de brindar una PC a cada alumno. Estoy convencido que es el primer paso a dar, luego serán los mismos docentes los que generen un cambio en el sistema educativo.

El otro artículo “Diseñan el libro electrónico que cambiará la forma en que leemos” plantea la llegada de otro instrumento tecnológico que cambiará nuestro concepto de lectura. Este artículo no lo veo alejado del que comenté anteriormente. Está muy relacionado con el futuro de la enseñanza. Si bien todavía es un “chiche” caro no tardará muchos años en ser habitual entre nosotros. Sólo piensen en el crecimiento del uso de los celulares.

Estos artículos me llevan a reflexionar que nos encontramos siempre detrás de los acontecimientos, nunca nos proponemos como nación estar a la par de los hechos que cambian la historia. También pienso, que en esta época necesitamos un Sarmiento que se preocupe por la alfabetización de su pueblo y nos lleve a estar nuevamente en los niveles de excelencia educativa que supimos conseguir.

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