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Cuando la herida se usa de tribuna

  El siete de septiembre en la provincia de Buenos Aires volveremos a votar, y con ello se abrirá otra vez la puesta en escena de los discursos. Discursos que nombran la herida, que señalan con el dedo la llaga del dolor social, pero que rara vez se animan a ofrecer una cura. Es la cobardía disfrazada de oratoria: infectar aún más lo que duele, para ganar un aplauso rápido, sin comprometerse a sanar lo que supura desde hace años. Lo vemos en nuestra propia tierra, en Bahía Blanca, donde el intendente electo debió abandonar sus proyectos iniciales para enfrentar lo inesperado: una ciudad golpeada por la furia del clima, calles arrasadas, hogares perdidos, vidas trastocadas. Reconstruir entre ruinas no da votos, no luce en los discursos, pero es la tarea real que exige coraje. Y sin embargo, frente a esa crudeza, muchos candidatos eligieron mirar desde la vereda, callar cuando hacía falta unidad y desaparecer cuando había que ensuciarse las manos. Ahora, con la ciudad aún marcada p...
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Peronismo y el síndrome de Dorian Gray

El peronismo es, quizás, la criatura política más enigmática de la Argentina. Nació a mediados del siglo XX como una irrupción inesperada, un relámpago que reordenó la vida social, la cultura y la política del país. Desde entonces ha atravesado dictaduras, democracias, crisis, exilios, victorias arrolladoras y derrotas humillantes. Y, sin embargo, sigue ahí, como si no pasara el tiempo. Su capacidad de reinventarse es tal que, al mirarlo de frente, uno diría que se mantiene joven, siempre dispuesto a vestirse con los ropajes de la época. Pero la juventud aparente no significa inocencia. Como en la novela de Oscar Wilde, donde Dorian Gray conserva su lozanía mientras su retrato oculto envejece y se corrompe, el peronismo ha sostenido su atractivo popular al precio de ocultar en un desván simbólico las marcas del desgaste: sus contradicciones, sus claudicaciones, sus pactos inconfesables y sus derrotas. La eterna juventud del movimiento Lo notable del peronismo es su plasticidad. Ha sido...

El milagro de las celdas: economía de Excel para un pueblo en carne viva

  Dicen que en la Casa Rosada no hay café, ni coraje, ni corazón, pero sí muchas hojas de cálculo. Dicen —los que aún conservan la lengua viva en medio del hambre— que el presidente de la Nación, ese profeta de los números y azote de la ternura, gobierna desde un Excel celeste, donde los niños no lloran, los ancianos no tiemblan y las ollas no están vacías, porque sencillamente no figuran en ninguna celda. Allí todo es perfecto: la curva crece, el déficit se achica como si fuera una úlcera tratada con palabras, y el pueblo —ese dato molesto— se oculta debajo de una fórmula mal arrastrada. Una Argentina más ordenada, más prolija, más eficiente. Eso prometieron. Y vaya si cumplieron. Han eficientizado el sufrimiento, convertido la angustia en un índice y la pobreza en un KPI. Las villas no existen en la planilla. Las lágrimas no tributan, los cuerpos no votan. Solo importan los porcentajes, los ránkings, las metas de superávit, como si un país fuera un negocio con mala clientela. Com...

Las madres del éxodo: crónica de un castigo con uniforme

  Sobre el artículo publicado por El País el 17/06/2025: "Las madres cubanas acusadas de tráfico de menores por llevar a sus hijos a Estados Unidos"  https://elpais.com/us/migracion/2025-06-17/las-madres-cubanas-acusadas-de-trafico-de-menores-por-llevar-a-sus-hijos-a-estados-unidos-es-un-castigo-por-ser-emigrantes.html La madre cruzó la selva con los pies sangrando y el niño dormido entre los brazos, como se cruza un desierto de siglos buscando apenas agua. No llevaba armas, ni consignas, ni banderas. Llevaba una fe muda, esa que sólo conocen las mujeres que paren en tierra hostil. Pero del otro lado no la esperaban brazos: la esperaban leyes con colmillos. Allí donde antes se alzaban estatuas a la libertad, ahora se levantan jaulas. Y no para animales. Para niños. Para madres. Para sueños. Las llaman criminales por llevar a sus hijos en brazos, como si el amor fuera contrabando. Como si proteger la vida fuera delito. Como si cruzar una frontera con el corazón en la garganta ...

¿Quién agita el frasco?

  Vivimos tiempos de enfrentamientos. No solo ideológicos, sino profundamente emocionales. Izquierda contra derecha. Pobres contra trabajadores. Ciudadanos "de bien" contra beneficiarios de planes. Nos hemos convertido en hormigas dentro de un frasco agitado. Pero, ¿quién agita el frasco? Esa vieja metáfora dice que si colocás cien hormigas rojas y cien negras en un frasco, no pasa nada. Pero si agitás el frasco, empiezan a matarse entre ellas. No porque sean enemigas por naturaleza, sino porque alguien las desorientó y las hizo creer que lo son. La pregunta central no es por qué pelean las hormigas, sino quién sacudió el frasco . Y por qué . La izquierda socialista y la ultraderecha representan dos miradas casi opuestas sobre cómo ayudar a los más necesitados. Una cree en la justicia social , en un Estado presente, en la redistribución de la riqueza y en los derechos como base de la dignidad humana. La otra cree en la libertad individual, en el esfuerzo personal, en la ayu...

El eco del látigo de Jesús en el Congreso de la Nación

El eco del látigo de Jesús , hace más de dos mil años, vuelve a sonar en nuestro tiempo. Aquella escena en la que el Nazareno vuelca las mesas de los mercaderes que desvirtuaban la casa de oración no es una postal lejana: es el reflejo cruel de una Argentina donde los templos del poder se han convertido en cuevas de privilegio. Hace apenas unos días, el Congreso de la Nación decidió ignorar el clamor de la calle. Mientras millones de jubilados sobreviven con haberes indignos, y el gobierno se niega a actualizarlos con justicia, los senadores se otorgaron un aumento que eleva sus dietas a más de 9.5 millones de pesos mensuales. En un país donde la mitad de los niños vive bajo la línea de pobreza, esta decisión no solo es una afrenta: es una profanación de la función pública. Y el contraste duele. Mientras el poder político se engalana con aumentos obscenos, el Hospital Garrahan —símbolo de la salud pública y refugio de miles de familias— sufre una sangría de profesionales por los bajo...

El Dios abandonado.

Los dioses no mueren, los dejamos morir. Una nota sobre fe, mito y abandono en tiempos veloces Por Darío Mendizábal “La pelota no se mancha.” —Diego Armando Maradona Vivimos tiempos de abandono. Las religiones tradicionales se vacían en silencio, los rituales pierden sentido, y el Dios de los siglos se vuelve una figura borrosa, apenas sostenida por la costumbre. Pero la fe no ha desaparecido. Sigue viva, aunque desplazada, oculta en nuevas formas, nuevos ídolos, nuevas liturgias. El problema no es que hayamos dejado de creer. El problema es que ya no nos hacemos cargo de aquello en lo que creemos. El abandono de la fe no es un fenómeno repentino, sino una desvinculación lenta. Un día dejamos de orar, otro día dejamos de escuchar. Al final, Dios se convierte en una pieza decorativa. Y como todo aquello que se convierte en decoración, lo olvidamos incluso cuando lo tenemos delante. En mi adolescencia el padre de Pepe, un amigo, me regaló el libro “El Dios que fracasó”. Si bien la temáti...